sábado, 15 de junio de 2013

"Competencia" en el aprendizaje de las lenguas

El concepto de “competencia comunicativa” ha evolucionado considerablemente en las últimas décadas. En el enfoque orientado a la acción, que define el marco común europeo de referencia, la lengua no es solo un instrumento de comunicación sino también de socialización; por eso este concepto ampliado de las competencias incluye, por supuesto, las competencias comunicativas pero hace mucho hincapié también en una dimensión más amplia del individuo: tiene en cuenta aspectos cognitivos, emocionales y volitivos, y defiende la importancia de las competencias generales.

Entonces, ¿qué es la “competencia” en el aprendizaje de las lenguas?


Es el conjunto de conocimientos y capacidades que tenemos los seres humanos para el aprendizaje de una lengua de cara a un fin fundamental, que es poder realizar tareas comunicativas, poder intercambiar con otras personas en esa misma lengua, en definitiva comunicarnos, con todo lo que ello implica de interactuar en la sociedad.

Distinguimos dos grandes tipos de competencias:
  • Las comunicativas. Que abarcan las puramente lingüísticas (gramática, léxico, semántica, ortografía, fonética, etc.), las sociolingüísticas (marcadores lingüísticos de relaciones sociales, diferencias de registro, normas de cortesía, etc.) y las pragmáticas (control del discurso con fines funcionales concretos)
  • Las generales. Aquí se contemplan el conocimiento declarativo (saber), las destrezas y habilidades (saber hacer), la competencia “existencial” (saber ser) y la propia capacidad de aprender (saber aprender).

Es importante tener presente que no todo el mundo quiere alcanzar el mismo nivel de aprendizaje en todas las lenguas, sino que puede haber distinto grado de motivación en cada lengua en función de las tareas que tiene interés por desarrollar, así como el contexto y ámbito en los que se vaya a desenvolver.

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